sábado, 25 de abril de 2009

Querido enemigo mío:




Enemigo mío, todavía sigo aquí, firme y dispuesto como el primer día. Sigo en mi posición, defendiendo este pedacito de tierra con mi sangre y mi aliento. Una tierra que yo no elegí y que alguien dijo que era la mía. La patria la llaman algunos con orgullo y el cuello erguido. Una tierra regada con nuestra sangre y fertilizada con nuestras almas. Sigo en mi lugar, a penas me he movido unos milímetros. Expectante. Hace tanto tiempo, que este lugar me es ya tan real y cercano que temo no poder borrarlo de mi memoria. Demasiado tiempo. Aquí todo pierde su sentido, su valía, su importancia, su referencia y ya nada sabe igual.

Enemigo mío, se que estás al otro lado a tan solo un centenar de metros. Atrincherado. Cerca muy cerca. Me vigilas y observas día a día. Esperas, paciente, el error que yo pueda cometer, el gesto fatal, la maniobra inoportuna y desafortunada.
El tiempo y la soledad me han enseñado algo valioso: escuchar y sentir. Ahora puedo oír tu respiración suave y lenta, puedo sentir tus latidos rítmicos y sincrónicos, puedo saber cuando cambias de posición para aliviar la carga de tantas y tantas horas de inmovilización. A veces incluso me aventuro a creer que se cómo piensas y obras.

Enemigo mío, hace ya tanto tiempo, que siento que eres lo más familiar que me rodea. Que compartimos un mismo destino, un mismo caminar. Has aprendido a conocerme. Me conoces y comprendes. Mi fatiga se ha hecho la tuya y tu presencia mi compañía. No te negaré que siento temor, no por el dolor y la adversidad, sino por que este lugar sea el último paisaje que quede impregnado en mis retinas muertas.

Enemigo mío, en los minutos en que cesa el ruido estridente y el silencio sepulcral invade mis sentidos, me elevo en una mar de pensamientos cada vez más raciocinios. Me pregunto quién eres, cómo debes ser, si tienes a alguien esperándote fuera de este sin despertar, si tienes familia, si estás casado y tienes hijos. Quisiera saber cuál es tu historia escrita en este mundo desahuciado. A veces pienso que si hubieras nacido unos kilómetros más al este ahora tal vez seriamos amigos y compañeros. Cuidarías de mí y cubrirías mi vulnerabilidad.

Enemigo mío, eres mi rival a abatir, el del otro bando, mi adversario nato y mi contrario. Mi oponente y antagonista. Mi contrincante. Es lo que me han hecho creer. Que somos diferentes y por ello debes ser el objetivo de este fusil que reposa en mis brazos agotados y que ahora están tan perezosos. Debo creer que eres el vil de esta realidad y sin embargo me eres tan súbitamente cercano y prójimo…

Querido enemigo mío, quisiera creer, no se cómo ni con que pretexto, hubiéramos podido ser amigos.

2 comentarios:

  1. ¿es tuyo este texto? Es muy bueno, con cadencia, profundidad y mensaje.
    Y sobre el contenido, y aunque te parezca imposible , durante la IGM en mitad de las trincheras los sodados muchas veces evitaban disparar a matar siempre y cuando esto fuese correspondido con la otra trinchera (la wikipedia tiene un artículo en Live and let live ).
    Yo creo que es importante ver que artefactos fruto de la razón humana como el Estado o la política a veces acaban impulsando acciones contra la razón humana más evidente, la de no matar a un semejante.

    ResponderEliminar
  2. Hola Ruben. Muchas gracias. Me gusta cuando dices que los actos más irracionales de esta humanidad son fruto de la razón humana.
    Gracias por tus palabras.

    ResponderEliminar